viernes, 24 de octubre de 2008


Macho cabrio corre de cumbre en cumbre con los ojos vendados, se esconde y se ríe, a veces se cree estatua, pasa horas perpetuas sin pestañear; un juego solitario y narcisista. Otras veces arrulla a los conejos y en un descuido les roba una pata y se la cuelga de amuleto.





ilustración de david correa

1 comentario:

Anónimo dijo...

y las cabrias
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