No tengo rostro, se borró, se me cayó a pedazos píxel por píxel. Luzco mis patas pezuñentas y popochonas. Me paseo cauto, hábil sobre 4 puntos de contacto con el suelo, que no es precisamente la pachamama. Estoy adosado a la tierra, mi músculo cardíaco no es más que eso; un trozo sangrante y latiente de carne que me permite transitar a un ritmo jazzístico.
No me río con frecuencia, la verdad, creo que nunca lo he hecho. Lo siento, es que a veces se me olvida que voy sin mascara, se me olvida que no grito y que tampoco pienso, sólo deambulo a paso corto.
Me gusta pensar en tiempo pretérito, creo que es un mal congénito que disminuye mi visión periférica.sín título ni nada.