Alberto y su pandilla son vegetarianos, quieren limpiar el nombre de los suyos, hacer la diferencia. Caminan en dos patas y optaron por una vida sin violencia. Los más ancianos se escandalizan, en protesta los drilos –como se hacen llamar Alberto y su grupo- se arrancaron los dientes, los llevan de amuleto.
domingo, 15 de junio de 2008
De cocos y de drilos
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