Jugaban en el estanque junto a los humanos –ellos con esnorquel- a cazar escarabajos dorados. Curioso era que los ganadores siempre eran los descomunales hipopótamos. Inocentes entes humanos, creían en la nobleza de ellos. No sabían que guardaban dorados ejemplares en sus formidables hocicos.
A los tramposos orejas pequeñas.
ilustración de Daniel Egneus
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